Imagínese un cuenco de cerámica blanco y profundo lleno hasta el borde con una abundante sopa de mariscos. La sopa está llena de jugosos camarones, tiernos calamares, trozos de pescado blanco y mejillones abiertos, cada uno de los cuales revela su carne fresca y deliciosa.
La base de la sopa es un caldo de pescado espeso y sabroso, con trozos de tomate, pimientos, cebolla y zanahoria que aportan color y sabor. Unas cuantas hojas de laurel flotan en el líquido y el aroma a marisco y especias llena el aire.
El cuenco está decorado con perejil fresco picado esparcido sobre la superficie de la sopa, y una rodaja de limón descansa en el borde del cuenco, lista para ser exprimida sobre la sopa antes de disfrutar de este plato de marisco irresistiblemente delicioso.